Entre los muchos asuntos importantes para la vida política nacional que han quedado sin resolver y están en la agenda del 2005, quiero destacar el fallido intento por crear el Centro de Planeamiento Estratégico y la incertidumbre que rodea el futuro del Acuerdo Nacional . De no resolver estos temas en estas primeras semanas del año, las demandas políticas de un año preelectoral harán que -una vez más- perdamos la oportunidad de crear y de consolidar instituciones que son fundamentales para el futuro de nuestro país.
El Centro de Planeamiento Estratégico (CEP L AN) fue anunciado por el presidente Alejandro Toledo en dos oportunidades en sus discursos del 28 de Julio, y se esperaba que el Congreso concrete su creación durante la legislatura ordinaria que concluyó hace unos días. L as primeras ideas acerca de la creación del CEP L AN como entidad adscrita a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) se plantearon en el 2001 durante la gestión de Roberto Dañino , continuaron durante las de L uis Solari y Beatriz Merino, y culminaron durante la del actual premier, Carlos Ferrero, con la presentación del informe de la comisión especial encargada de preparar el proyecto de ley de creación del CEP L AN. Este es uno de los pocos casos en que un proyecto de ley ha contado con estudios serios y bien fundamentados, además de haber sido consultado en las regiones y concertado con todos los partidos políticos durante el año que trabajó la comisión presidida por el ex ministro de Trabajo Fernando Villarán. Sin embargo, y a pesar de contar con dictámenes favorables, este proyecto no fue abordado por el pleno del Congreso antes de su receso.
El cuidadoso trabajo de la comisión generó la oposición de algunos viejos y nostálgicos funcionarios del antiguo Instituto Nacional de Planificación, enquistados en otras dependencias de la PCM, y preocupados por defender sus fueros frente a una imaginaria pérdida de atribuciones. El diseño ágil, pluralista y eminentemente técnico del CEP L AN que preparó el equipo de Fernando Villarán chocó contra los prejuicios y atavismos de los burócratas tradicionales. Además, y contra lo que se esperaba luego del amplio proceso de consultas que realizó la comisión, el proyecto de ley no movilizó el apoyo de todas las fuerzas políticas. Aparentemente la bancada aprista le retiró su apoyo en el último momento -no se sabe si es porque no quiere aprobar ninguna iniciativa gubernamental de reforma del Estado, o porque sigue aferrada a su idea de crear un mastodóntico «Ministerio de Planificación»-. En fin, esperemos que, luego de pasadas las fiestas de fin de año, los congresistas recapaciten y decidan aprobar sin demora este proyecto de ley en las sesiones extraordinarias de fines de enero.
El segundo tema de agenda pendiente es la elección del secretario técnico del Acuerdo Nacional , institución que ha empezado a renovar -poco a poco- los hábitos de interacción entre nuestros políticos, dirigentes gremiales y laborales, y representantes de la sociedad civil. Esta novedosa instancia enfrenta un año sumamente difícil, no sólo por los afanes y angustias preelectorales, sino porque aún no ha trascurrido el tiempo suficiente para que se asienten los nuevos patrones de interacción entre las fuerzas que convergen en el Acuerdo Nacional , y que incluyen el diálogo alturado y respetuoso, la búsqueda de consensos y la adopción de una perspectiva de largo plazo.
El papel que jugará el secretario técnico durante el 2005 es de fundamental importancia para preservar las características esenciales de esta institución. Si bien los cuatro candidatos propuestos hasta el momento tienen suficientes méritos profesionales para desempeñar este cargo cabalmente, preocupa que estas candidaturas hayan sido presentadas por una u otra de las fuerzas que constituyen el Acuerdo Nacional , en vez de usar este espacio de diálogo y consenso para presentar, valga la redundancia, una candidatura consensuada que evite las posibles divisiones y que represente el espíritu que debe animar a quienes conforman el Acuerdo. Esperemos que los miembros de esta instancia logren superar sus perspectivas particulares y que elijan a un secretario técnico con las características personales, el prestigio intelectual y la capacidad de convocatoria que permitirían enrumbar al Acuerdo Nacional por el camino correcto.
(*) Director de Agenda: Perú y miembro del CEN del PDS-CP.
Fuente: La República
Fecha: Martes 04 de Enero de 2005